Dark Eternity | Capitulo 2

Anya

La habitación es oscura, y me rodean tres hombres. No es la primera vez que me encuentro en está situación, pero las sigo odiado, y todo hace que me odie a mi misma. Uno de esos hombres pone una mano en mi mejilla y me pasa su dedo gordo por mis labios, su respiración se acelera, y solo puedo cerrar los ojos, no quiero verlo, pero sentirlo es peor que verlo. Me separa los labios y me aprieta el labio inferior.

- ¿Qué edad tiene?- pregunta uno
- Quince- responde "Mi dueño", Alias: El hijo de puta que me prostituye e intenta venderme
- Está en edad de formación

Otro hombre me agarra de mi cabello y tira tira hacía atrás fuertemente, haciéndome chillar de dolor y abrir los ojos, quiere que le mire, tiene una mirada malvada, y se que no me espera nada bueno. "Mi dueño" intenta venderme, a ellos, pero solo uno se quedará conmigo, y no se cual es peor.

- Queremos ver la mercancía- murmura el hombre que me tocó los labios
- Por supuesto- murmura "Mi dueño"- Amber - me llama, aunque ese no es mi verdadero nombre pero es el nombre que el me dio- Ya sabes que hacer

Asiento con la cabeza. No quiero hacerlo, pero si no lo hago recibiré un castigo y se que eso es mucho peor, podrían darme una paliza o incluso matarme, ya a pasado antes y no quiero morir, no quiero que mi vida acabe de esta forma tan miserable. Me aparto el pelo sucio y mal cortado a un lado, y me desato la destartalada y vieja camisa. Lentamente, mientras cierro los ojos, no quiero ver sus caras,  cuando me la e desabrochado por completo, los hombres jadean cuando ven que no llevo sujetador, pero no lo llevo porque yo no quiera, si no porque no tengo. Pongo las manos en la cintura de mis pantalones y bragas y me lo bajo, con un movimiento rápido salgo de mi ropa, y me aparto a un lado. Intentando controlar las ganas de taparme con mis brazos, mantengo los ojos cerrados con fuerza, pero siento la mirada de esos hombres en mi cuerpo desnudo. Odio esto.

- Si estuviera limpia y mas cuidada sería una belleza, -murmura el segundo hombre

De repente siento las manos de ambos hombres por mi cuerpo y se me pone la piel de gallina. Tengo que retener las ganas de apartarme, pero no puedo detener la lagrima que se me desliza por mi mejilla. En ocasiones como estas son las que desearía estar muerta a pesar de lo que pienso sobre la muerte. 

- ¿Podemos probarla?- pregunta el primer hombre y se me corta la respiración. Por favor, no. Suplico mentalmente.

Aunque "mi dueño" no responde,se que a asentido la cabeza, porque uno de esos hombres me besa en el cuello y jadea. No quiero seguir con esto. Otra lagrima se desliza por mis mejillas. Otro de los hombres me agarra los pechos y los aplasta fuertemente. Duele. No debo llorar; me digo a mi misma. Cuando la mano de uno de esos hombres se desliza hacía el espacio entre mis piernas, y las de el otro ahuecan  mi trasero, se que no puedo seguir con esto. Me alejo de sus manos y me tapo el cuerpo con mis manos. 

- ¿Qué te crees que estás haciendo?- Pregunta "Mi dueño" acercándose ami.

Retrocedo hasta que mi espalda choca contra la pared y se que no tengo vía de escape, antes de darme cuenta me a pegado un bofetón fuerte, y se me escapa un sollozo a la vez que siento un sabor metálico en mi boca, sangre. Antes de darme cuenta tiene una mano en mi garganta, está apretando fuerte, y me cuesta respirar. Además de tener una navaja apretándome en mi estomago, y se que me a perforado levemente la carne, chillo, pero me tapa la boca con la que tiene la navaja, apretándola así en mi mejilla

- No olvides que me perteneces- me gruñe y me lanza con  fuerza hacía un lado, golpeándome en el costado contra la mesa. Chillo

Antes de darme cuenta todo se vuelve borroso, intento respirar de con normalidad, pero me falta e aire y las lagrimas no cesan. Escucho varios disparos, insultos y maldiciones, pero no puedo ver bien, las lagrimas me lo impiden. Cuando todo está en silencio escucho pasos, intento moverme para alejarme de quien sea que se acerca, mi cuerpo no responde, me duele la garganta y el costado. De repente para mi sorpresa, siento que esa persona pone algo sobre mis hombros, al parecer para taparme, y antes de que pueda reaccionar me alza en sus brazos y me carga. Poco a poco dejo de llorar. Por alguna razón, me siento a salvo.

Me despierto chillando y jadeando. Miro a mi alrededor, estoy en mi casa, mi respiración esta acelerada igual que mi pulso. No puedo creer que haya soñado con eso. Me siento en la cama y apoyo la cabeza en mis manos, intentando relajar mi respiración y mi pulso. Cuando ya estoy mas calmada, me levanto y me mareo. Mi maldito subconsciente me a traicionado, no puedo creer que haya soñado con lo que mas quiero olvidar. Han pasado diez años desde aquel recuerdo, me inclino hacía delante e intento relajarme. Me siento como si hubiera corrido una carrera. Miro el reloj, las nueve y media de la mañana, suspiro y  me visto, con ropa normal, ni oscura ni llamativa, pantalones vaqueros ceñidos, botas marrones, una camiseta azul de tirantes y una chaqueta vaquera. Hoy decido usar una peluca, me dirijo hacía el baño y me miro fijamente en el espejo, mi propia imagen me da asco, tengo un aspecto horrible, como si llevara siglos sin dormir. Estúpido subconsciente. Me recojo el pelo rápidamente, agarró una peluca de pelo castaño color chocolate por los hombros y me la coloco. Agarro mis gafas sin graduación de color rojas y me las coloco, no antes de ponerme unas lentillas marrón- miel para tapar mis ojos color azul. Me peino la peluca y me aseo rápidamente. Salgo y me dirijo al mueble de las armas, agarro una pistola y me la pongo en la cintura del pantalón a la espalda, tapada por mi chaqueta.

Busco entre las muchas identificaciones falsas, hoy decido ser:
Camila McKenna
Nacionalidad: Escocesa
26 años
Padre Escocés y Madre Italiana

Suspiro, nadie sabe mi verdadero nombre, bueno no realmente, lo supo alguien, pero se fue. Me aparto el recuerdo de un manotazo, cambio la otra identificación del monedero por la nueva y meto el monedero en el bolso, junto a un móvil desechable.

Salgo del edificio rápidamente y me dirijo a calle arriba dirección a la intersección. Al llegar veo la calle bastante concurrida, paro a un Taxi  y subo. Poco mas de media hora, bajo en la esquina de la casa de empeños, me paro en la acera de enfrente, y sonrió al ver a un chico que me pueda servir, le paro y sonrió.

- ¿Me podrías hacer un favor?- pregunto con la voz mas dulce que puedo poner
- ¿Qué tipo de favor?- me pregunta, dudoso, tendrá aproximadamente los veinte años
- ¿Podrías entrar en esa tienda de empeños y decir que vas de parte de Redención ?
- ¿Hablas enserio?
- Te pagaré- digo y el enarca las cejas- 100 pavos- digo rápidamente
- Vale- responde, el dinero siempre ayuda

Le veo alejarse y en menos de cinco minutos está de vuelta, me entrega un sobre y se que tiene curiosidad, levanto la mano para que espere un momento, abro el sobre y miro los datos.
Joshua Martinez, testigo de un asesinato, actualmente testigo protegido, tres días, 40.000.
Están de broma, ¿cierto? ese dinero es poco para tal trabajo, matar a un testigo protegido requiere trabajo, y tiene mucho riesgo, suspiro, miro al chico y le susurro que espere un momento. Agarro un bolígrafo de mi bolso, y en ese mismo papel escribo. Tres días, 80.000. Lo meto en el sobre, miro al chico y sonrió.

- Te doy 50 pavos mas si entras dentro y entregas esto- señalo el sobre- de mi parte

El me devuelve la sonrisa y vuelve a irse a la casa de empeños. Al cabo de poco mas de tres minutos vuelve, y me sonríe. Le paso los 150 euros.

- Si mañana estás por aquí a la misma hora, puede que te vuelva a necesitar.

Le guiño el ojo y me alejo de el. Suspiro. El trabajo que me piden es mas complicado, matar a un testigo protegido es de lo peor, sobretodo porque estará rodeado de policías y agentes. Gruño. Y lo peor es que lo tengo que hacer en tres días. De repente un escalofrío me recorre el cuerpo y tengo la sensación de que me siguen. Me doy la vuelta y camino de espaldas unos segundos y no veo a nadie sospechoso, pero mejor prevenir que curar, acelero el paso, agarro la pistola y la meto en el bolso. Pongo la cadena del bolso entre mis dientes para agarrarlo, giro bruscamente por una calle y sonrió al ver un contenedor, me quito rápidamente la chaqueta, la peluca también, y lo tiro al contenedor, entro en la primera tiendo que veo y me adentro, por suerte es de ropa. Agarro unos pantalones rojos y una sudadera negra, le pregunto a la dependienta si me lo puedo llevar puesto y cuando me dice que si, sonrió. Le pago, me cambio, me recojo el pelo en una coleta alta, me pongo la capucha de la sudadera y salgo como si fuera cualquier persona. Camino en dirección por donde había venido y no vuelvo a tener la misma sensación. Sonreiría por mi hazaña, si no fuera porque nunca antes nadie me había seguido, y eso no era bueno, sobretodo teniendo pronto un trabajo importante.

...

Elliot

La tenía, juro que la tenía. Después de haberme pasado mas de 12 horas revisando documentos, y investigando quienes podrían querer contratar a alguien para matar a las victimas- ya que creo que ella no tendría razones para matarlos a todos si no fuera por dinero- di con nombres, y todos, según Josh - mi primo- tenían algo en común, había visitado la misma calle, días antes de que las victimas fueran asesinadas... ¿coincidencia? puede ser, pero era una pista y no tenía pensado dejarla pasar. No le dije nada a Josh por si no era nada. Al día siguiente, después de una noche entera sin dormir, revisando los casos en los que ella había participado. Así que sobre las ocho de la mañana llego a la calle, y me paro en una cafetería mirando por la cristalera la calle, y la tienda de empeños. Pasan los minutos y nada sucede. Hasta que veo algo extraño, una mujer castaña, parando un chico, mientras le habla, y por un momento me encantaría saber poder leer los labios. Ella está de espaldas ami, pero el chico parece contento con ella ...¿ligando?... la verdad es que no lo creo. Y lo veo, alejarse de ella y cruzar la calle para dirigirse a a tienda de empeños, y al rato volver y entregarle un sobre a ella, que aun seguía de espaldas a mí. Date la vuelta, supliqué, pero no, ella seguía de espaldas. Al cabo de unos momentos vi al chico volver al momento a la tienda con el mismo sobre, y a los pocos minutos volver. Vi como ella le pagaba cierta cantidad de dinero y como le decía algo a lo que el sonrió como un colegial enamorado. Y la vi marchar. Sin pensármelo, dejé 10 pavos sobre la mesa, era mucho pero no me importaba, salí con rapidez y la seguí.

La estaba siguiendo, cuando vi que frenaba un poco y se volteaba, pero no paró, paso la mirada por mi y por el resto de las personas, y estaba tan sorprendido, era tan jodidamente hermosa que casi tropecé con mis propios pies. Entonces volvió su mirada al frente y aceleró el paso, yo también. Antes de darme cuenta giró bruscamente una calle, y segundos después cuando la atravesé yo había desaparecido... ¿Qué leches? seguí caminando por la calle, mirando alrededor, pero nada, estaba llena de gente, pero ella no estaba, seguí buscándola, y me fijé en que justamente después de pasar la esquina donde ella había girado bruscamente había un contenedor, corrí hacía el y miré dentro, maldije, allí estaba su peluca y su chaqueta. Miré alrededor y vi una tienda de ropa, cuando estaba acercándome salió una chica, con una sudadera negra y pantalones rojos, pasé por su lado y entré en la tienda. Pregunté si había visto a una mujer rubia que acabara de entrar y me dijo que acababa de salir con una sudadera y pantalones rojos recién comprados. Gruñí. Acababa de cruzarme con ella. Salí a toda velocidad de la tienda y la busque, pasaron cinco, diez minutos y nada. Me rendí. Pero había algo bueno, había dado con una pista.

Ya en mi casa, me dejo caer sobre el sofá, me siento frustrado, la tenía tan cerca, estaba tan cerca... Mierda... y era tan malditamente hermosa. Negué aquel pensamiento, no podía pensar eso, no de ella, no de esa asesina. Agarro el teléfono para llamar a Josh, comienzo a marcar los dígitos pero dudo, mi dedo queda suspendido sobre el botón de llamada, pero no le doy, lanzo el móvil hacía un lado el sofá. No se porque he hecho eso, pero necesito asegurarme de que e dado con la persona correcta. Tumbado en el sofá y cierro los ojos y me quedo dormido.

Me despierto sobresaltado por el maldito ruido del teléfono, lo agarro y veo un mensaje, es de Jennifer, mi antigua compañera de facultad. Suspiro y lo abro. Al parecer ella y antiguos compañeros han decidido organizar una cena a las nueve y media en un restaurante italiano. Miro el reloj, las ocho, aun me da tiempo. Respondo diciendo que asistiré. Voy al baño, me ducho y luego a mi cuarto, me cambio y me cambio algo formal tirando para informal, al acabar me tomo lo que quedaba de mi café, claro está que antes lo caliento y me lo tomo de una tacada. Agarro el móvil, llaves y monedero, le lo meto todo en los bolsillos y salgo.

Tres horas después y con alguna copa de mas, vuelvo a casa. He bebido pero soy bastante tolerante al alcohol por lo que voy mas sobrio que ebrio. Antes de girar hacía mi calle, una mano tira fuertemente de mi, empujándome hacía un callejón, y antes de que pueda darme cuenta tengo mi mano izquierda a mi espalda - lo cual duele porque está tirando para arriba- y tengo un cuchillo, o navaja o lo que sea contra mi garganta, y realmente está afilada.

- Puedes tomar mi dinero, lo que quieras- balbuceo, mientras saco mi monedero, la navaja es apretada mas fuerte contra mi garganta

El maldito atracador tiene fuerza, y aunque se pelear tengo pocas probabilidades contra el. De repente tira de mi hacía atrás. Es bajito. Hasta que mi espalda toca algo y juro que lo que noto a mi espalda no es el pecho de un hombre. Santa mierda. Siento su aliento en mi oído derecho.

- ¿Por qué estabas siguiendo?- murmura ella, suena peligrosamente sexy
- No lo hacía- murmuro, casi no puedo hablar
- Mientes- dice y tira de mi brazo hacía arriba. Joder eso duele. - ¿Como as dado conmigo? - no respondo, y ella tira aun mas de mi brazo y gruño, si sigue así me lo romperá
- Las botas- balbuceo y me siento totalmente un cobarde porque la que me está haciendo esto es una mujer, la persona que llevo tanto tiempo buscando. Intento librarme de ella, pero me golpea con el pie en la rodilla y caigo hacía adelante, golpeando fuertemente contra el pavimento, se inclina hacía mi, y una capa de pelo rubio me rodea a la vez que aprieta mas la navaja en mi garganta, y se que si aprieta  mas me cortará- Las botas militares, te reconocí por las botas militares- canto como una jodida gallina. Mierda. Escucho como chasquea la lengua.
- Deja de buscarme- me gruñe

No respondo y para mi sorpresa me suelta, cuando voy a voltearme para verla e intentar atacarla, tengo frente a mí un bote de spray. Oh Mierda. Lo aprieta y los ojos comienzan a arder, era uno de esos spray anti violación o no se que mierdas. Escucho como se va pero no puedo hacer nada. Me doy pena de mi mismo. Ella me a derribado. Cuando la vista mas o menos me a vuelto, salgo de callejón, pero no hay nadie. Es como si lo hubiera imaginado, pero... eso no puede ser verdad, ¿cierto?. Frustrado me dirijo hacía mi casa, al estar delante de mi puerta, veo la cerradura rota, entro lentamente y enciendo la luz, no a sido un ladrón, está todo tal y como estaba, excepto ... MIERDA... corro hacía mi escritorio, está vacío, no ordenador, no carpetas, no imágenes, no dvd's, nada, se lo a llevado todo.

- ¡JODER! - grito golpeando la mesa

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