OA | Prologo 1

Hace 17 años



Llevaba tiempo buscandola, buscando a la que sería por los próximos años la madre de mi bebe. Nadie debía saber su existencia, no importaba nada más, no me importaba mi seguridad, mi vida, solo la protección de mi hija.

Paso las manos por mi vientre, y se que queda poco tiempo para que nazca por lo que eso me deja menos tiempo para encontrarla y todo era más difícil si no tenía la ayuda del padre, pero él no debía saberlo, él ya sufrió demasiado con los segundos y no necesita saberlo, no aun, y si algún día se entera, tengo la esperanza de que piense que es hija de una humana y no mía.

Pasaron los días, y se que sentían mi ausencia, pasar mucho tiempo entre humanos no era bueno, al menos no para nosotros, ya que nos hacía físicamente vulnerables y mortales. Intenté pasar todo el tiempo que pude allí ocultando el hecho de que llevaba a mi hija de uno de ellos en mi vientre, algo que estaba prohibido y cuando supe que no podía ocultarlo por más tiempo vine al mundo humano para ocultarla, aunque tenía que volver nada más tenerla, pero antes de eso pensaba dejarla en manos de alguien que conocía la verdad, alguien que en el pasado estuvo con él por lo que todo tendría algún sentido cuando la descubrieran.

Y cuando casi perdí la esperanza la encontré, a las afueras de Santa Mónica, Los Ángeles, al verla supe que era perfecta y que encajaría al cien por cien como madre de mi hija. Cuando aparecí en su puerta supe que intuyo lo que era, se asustó, pero necesitaba su ayuda, y sabría que estaría reticente a ayudarme pero realmente la necesitaba.

Cuando me contó que un año atrás sufrió un aborto de él, porque su cuerpo no era capaz de resistir un embarazo, me di cuenta de nuevo que era perfecta, ella era una mujer que deseaba un hijo y cuando le conté todo al principio dudó, no me creía, al menos no del todo. Ella no sabía quien eramos en realidad, pero si sabía que ella notaba que eramos diferentes, por lo que sabiendo que no me arrepentiría, me quité mi apariencia falsa - un velo que oculta nuestra verdadera apariencia, para darnos un aspecto más humano- y juro que por un momento pensé que iba a desmayarse. Me miraba boquiabierta y cuando preguntó si él era como yo, le dije que sí. A partir de aquel momento me escuchó, contando lo más básico de la situación, que asesinaran a mi hija si alguien de los míos se enteraban, por lo que la necesitaba a ella para cuidarla como su propia hija. No paraba de hacer preguntas, y yo encantaba respondía, parecía interesada y eso me hacía feliz. Al final de horas de conversación aceptó cuidar de la niña, cuidarla como humana. Eso me hacía feliz. Excepto que al criarse y vivir toda su vida en el mundo humano la volvería mortal y que al vivir sin saber la verdad la haría vulnerable, pero tenía la esperanza de que pudiera tener una vida que se que no tendría si alguien se enterara. Le advertí a ella, que tendría gran parte de mis habilidades y las del padre, pero las más peligrosas serían las del padre ya que las mias se manifestarán físicamente y de forma inconsciente en ella misma a medida que fuera creciendo, por lo que la mantuviera vigilada.

Al mes siguiente la niña nació, y se la entregué a ella, su nueva madre, Coral. Pero le pedí un favor, bueno, principalmente dos:

El primero: Que le diera el nombre de Serena

El Segundo: Que si algún día se enterara de la verdad, que nunca, da igual lo que pasara le dijera que yo soy su madre, que solo sepa lo de su padre, y que su madre era ella.


Y así, desaparecí de allí, dejando a mi hija en buenas manos. 

Y yo estaba de vuelta en el Olimpo.