¿Quién dijo que el amor es fácil?... El amor es difícil, complicado y confuso. O al menos eso era lo que pensaba Kim. Su mente, su traidora mente solo podía pensar en "él". Seguía negando lo obvio pero como podía ser aquello si casi no se conocían, no sabían nada el uno del otro y solo le veía en aquellas reuniones tan tensas que impedían dirigirse alguna palabra que no tuviera nada que ver con los negocios.
A pesar de todo Kim no quería sentirse de esa forma, desde hacía un año atrás decidió dejar de creer en el amor, y sencillamente pensar que es una reacción química del cuerpo y no algo especial e incluso mágica. Ella era una romántica empedernida. Le encanta las novelas románticas, las películas y siempre soñó con un amor como el que describían en aquellas novelas... pero el amor no siempre es bueno y ella vivió su lado más cruel.
Kim se despertó con un grito ahogado, soñando con recuerdos oscuros que deseaba olvidar. Por una vez había logrado dejar de pensar en aquello, y de alguna forma aquellos malos recuerdos volvían a ella, y aquello comenzaba a torturarla... bueno eso y los molestos sueños eróticos... sus noches o eran pesadillas o sueños eróticos. Dormía poco y aquello comenzó a agotarla.
Sonia comenzó a darse cuenta de que algo le pasaba a Kim, pero su amiga no le contaba nada, por lo que después de hablar con Jack y Taylor decidieron distraerla durante todo el fin de semana. Después de hablar y organizar el plan, se sentían como unos villanos tramando un plan para dominar el mundo.
Durante una de aquellas charlas entre ellos, Taylor decidió hablar con Josh el vecino amigo de Kyle, el deseo de las fantasías de Kim, aunque ella se negaba admitir sus sentimientos, sus amigos lo veían, por lo que decidieron ser hadas madrinas y usar aquel fin de semana para unirlos de alguna forma. Por lo que una tarde que Soni sabía que Kim había salido a pasear por la costa, fueron a la puerta de Josh. Le contaron su plan, para saber su opinión y si quería participar. Josh estuvo sorprendido al principio, pero acepto participar, su amigo estaba desde hacía semanas atrás de un humor de perros y estaba seguro de que tendría un grave problema de bolas azules.
De alguna forma habían logrado un poco de tiempo libre sobre el proyecto, ya estaba casi todo organizado y comprobado, para suerte de Kim y Soni, parecían poder tomarse un descanso por fin. Kim se encontraba en su sofá haciendo zapping por los canales sin parar en ninguno, cuando sonó el timbre. Se levantó a regañadientes, estaba sumamente cómoda en su mullido sofá. Al abrir se encontró cara a cara con J.
- Hey, ¿Qué haces aquí?- preguntó curiosa al mismo tiempo que J pasaba hacía dentro de su ático.
- Venir a buscarte- Dijo mientras comenzaba a subir la escalera.
- Espera... ¿Qué?
Cerró la puerta y corrió tras el. Cuando subió no lo vio, por lo que supo que estaba en el armario, al ir hacía allí lo vio meter cosas en una pequeña maleta de mano.
- ¿Qué haces?- Preguntó curiosa
- Nos vamos de acampada
- Espera... ¿Qué? ¿Por que?
- Necesitas desconectar K, y Taylor, Soni y yo hemos pensado en una acampada, durante dos días en nuestra playa- acabó de preparar su bolsa- y si dices que no vamos a secuestrar
A Kim en realidad no le parecía mala idea, después de todo era ir a su magnifica playa.
- Vale, pero haremos surf también- se cruzó de brazos, no iba a permitir que dijera que no
- Ya sabes que sí, tus cosas- le entregó su bolsa y salió del armario
- Te esperamos abajo donde el coche, Taylor y Soni irán en tu coche ya que las tablas ocupan la mitad del mio, por lo que irán más tarde, además tenemos que pasar a comprar suministros- dijo mientras se iba.
- Vale - gritó Kim
Miró la bolsa que le había llenado J y se daba cuenta que había puesto de alguna forma lo mismo que abría puesto ella. Realmente J la conocía mejor que nadie. Son una sonrisa en sus labios y con el humor elevado se cambió de ropa. Se puso unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta de tirantes blanca con la frase de: I <3 LA. Una camiseta simple y en su mayoría perfecta para los turistas. Aquella camiseta tenía ya más años que a saber qué, pero le gustaba. Se puso sus converse y salió de su habitación. Agarró su móvil, llaves, monedero, las gafas de sol y salió por la puerta. Cuando llegó al ascensor, se encontró con Josh que inconscientemente le hizo pensar de Kyle.
- Buenos días vecina- dijo con una amplia sonrisa mientras salía del ascensor
- Vecino- le devolvió la sonrisa y entró en el ascensor.
- Qué tengas un buen fin de semana- le deseó
- Igualmente - respondió ella justo cuando las puertas de cerraban.
Cuando llegó a la planta baja vio el coche de J lleno de cosas, entre ellas probablemente dos tiendas de campaña, y sacos de dormir, además de las tablas y de toallas. Kim se acercó, metió su bolsa por la puerta de atrás, cogiendo antes el monedero y el móvil que metió en sus bolsillos, y las gafas de sol que puso sobre su cabeza. Entró en el asiento del copiloto y sonrió a J.
- Lista
J le devolvió la sonrisa y arrancó el motor, Tenían un gran fin de semana por delante. Pero antes tenían que comprar provisiones, muchas.
Cuando llegaron al supermercado, J agarró un carro y se pusieron manos a la obra. Ya que estarían en la playa, alejados de la población decidieron coger lo primero bebidas. Tres grandes botellas de 5 litros de agua cada una, varias latas y botellas de coca cola de 2 litros, latas de cerveza y alguna botella de alcohol. Luego pasaron a la comida, comenzando por lo más básico: pan. Cogieron más de ocho barras de pan, a Kim se le hicieron muchas, pero ella no estaba al tanto del plan que habían organizado sus amigos para ella. Luego pasaron al embutido, jamón, chorizo, salchichón, etc. Un gran suministro. De aquello pararon a comida precocinada, cosas que calentarían con la fogata que pensaban encender por la noche. Bolsas de comida basura, para picar entre horas. Ya llevaban el carro muy lleno y aun quedaban cosas. Pasaron a cosas materiales. compraron antorchas de jardín para clavarlas en la arena, cerillas y linternas. Además de más toallas, al parecer. Idea de J.
Siguieron dando vueltas, cogiendo platos, vasos y cubiertos de plástico, entre otras cosas. Mirando para ver si les faltaba algo. Todo aquello fue carisimo, pero no les importó entre todos habían juntado el dinero y se lo habían dado a J, con el cual pagó, negándose a aceptar el dinero de Kim. Este era su fin de semana, un fin de semana en el que tenía que relajarse y dejarse llevar.
A pesar de todo Kim no quería sentirse de esa forma, desde hacía un año atrás decidió dejar de creer en el amor, y sencillamente pensar que es una reacción química del cuerpo y no algo especial e incluso mágica. Ella era una romántica empedernida. Le encanta las novelas románticas, las películas y siempre soñó con un amor como el que describían en aquellas novelas... pero el amor no siempre es bueno y ella vivió su lado más cruel.
Kim se despertó con un grito ahogado, soñando con recuerdos oscuros que deseaba olvidar. Por una vez había logrado dejar de pensar en aquello, y de alguna forma aquellos malos recuerdos volvían a ella, y aquello comenzaba a torturarla... bueno eso y los molestos sueños eróticos... sus noches o eran pesadillas o sueños eróticos. Dormía poco y aquello comenzó a agotarla.
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Sonia comenzó a darse cuenta de que algo le pasaba a Kim, pero su amiga no le contaba nada, por lo que después de hablar con Jack y Taylor decidieron distraerla durante todo el fin de semana. Después de hablar y organizar el plan, se sentían como unos villanos tramando un plan para dominar el mundo.
Durante una de aquellas charlas entre ellos, Taylor decidió hablar con Josh el vecino amigo de Kyle, el deseo de las fantasías de Kim, aunque ella se negaba admitir sus sentimientos, sus amigos lo veían, por lo que decidieron ser hadas madrinas y usar aquel fin de semana para unirlos de alguna forma. Por lo que una tarde que Soni sabía que Kim había salido a pasear por la costa, fueron a la puerta de Josh. Le contaron su plan, para saber su opinión y si quería participar. Josh estuvo sorprendido al principio, pero acepto participar, su amigo estaba desde hacía semanas atrás de un humor de perros y estaba seguro de que tendría un grave problema de bolas azules.
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De alguna forma habían logrado un poco de tiempo libre sobre el proyecto, ya estaba casi todo organizado y comprobado, para suerte de Kim y Soni, parecían poder tomarse un descanso por fin. Kim se encontraba en su sofá haciendo zapping por los canales sin parar en ninguno, cuando sonó el timbre. Se levantó a regañadientes, estaba sumamente cómoda en su mullido sofá. Al abrir se encontró cara a cara con J.
- Hey, ¿Qué haces aquí?- preguntó curiosa al mismo tiempo que J pasaba hacía dentro de su ático.
- Venir a buscarte- Dijo mientras comenzaba a subir la escalera.
- Espera... ¿Qué?
Cerró la puerta y corrió tras el. Cuando subió no lo vio, por lo que supo que estaba en el armario, al ir hacía allí lo vio meter cosas en una pequeña maleta de mano.
- ¿Qué haces?- Preguntó curiosa
- Nos vamos de acampada
- Espera... ¿Qué? ¿Por que?
- Necesitas desconectar K, y Taylor, Soni y yo hemos pensado en una acampada, durante dos días en nuestra playa- acabó de preparar su bolsa- y si dices que no vamos a secuestrar
A Kim en realidad no le parecía mala idea, después de todo era ir a su magnifica playa.
- Vale, pero haremos surf también- se cruzó de brazos, no iba a permitir que dijera que no
- Ya sabes que sí, tus cosas- le entregó su bolsa y salió del armario
- Te esperamos abajo donde el coche, Taylor y Soni irán en tu coche ya que las tablas ocupan la mitad del mio, por lo que irán más tarde, además tenemos que pasar a comprar suministros- dijo mientras se iba.
- Vale - gritó Kim
Miró la bolsa que le había llenado J y se daba cuenta que había puesto de alguna forma lo mismo que abría puesto ella. Realmente J la conocía mejor que nadie. Son una sonrisa en sus labios y con el humor elevado se cambió de ropa. Se puso unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta de tirantes blanca con la frase de: I <3 LA. Una camiseta simple y en su mayoría perfecta para los turistas. Aquella camiseta tenía ya más años que a saber qué, pero le gustaba. Se puso sus converse y salió de su habitación. Agarró su móvil, llaves, monedero, las gafas de sol y salió por la puerta. Cuando llegó al ascensor, se encontró con Josh que inconscientemente le hizo pensar de Kyle.
- Buenos días vecina- dijo con una amplia sonrisa mientras salía del ascensor
- Vecino- le devolvió la sonrisa y entró en el ascensor.
- Qué tengas un buen fin de semana- le deseó
- Igualmente - respondió ella justo cuando las puertas de cerraban.
Cuando llegó a la planta baja vio el coche de J lleno de cosas, entre ellas probablemente dos tiendas de campaña, y sacos de dormir, además de las tablas y de toallas. Kim se acercó, metió su bolsa por la puerta de atrás, cogiendo antes el monedero y el móvil que metió en sus bolsillos, y las gafas de sol que puso sobre su cabeza. Entró en el asiento del copiloto y sonrió a J.
- Lista
J le devolvió la sonrisa y arrancó el motor, Tenían un gran fin de semana por delante. Pero antes tenían que comprar provisiones, muchas.
Cuando llegaron al supermercado, J agarró un carro y se pusieron manos a la obra. Ya que estarían en la playa, alejados de la población decidieron coger lo primero bebidas. Tres grandes botellas de 5 litros de agua cada una, varias latas y botellas de coca cola de 2 litros, latas de cerveza y alguna botella de alcohol. Luego pasaron a la comida, comenzando por lo más básico: pan. Cogieron más de ocho barras de pan, a Kim se le hicieron muchas, pero ella no estaba al tanto del plan que habían organizado sus amigos para ella. Luego pasaron al embutido, jamón, chorizo, salchichón, etc. Un gran suministro. De aquello pararon a comida precocinada, cosas que calentarían con la fogata que pensaban encender por la noche. Bolsas de comida basura, para picar entre horas. Ya llevaban el carro muy lleno y aun quedaban cosas. Pasaron a cosas materiales. compraron antorchas de jardín para clavarlas en la arena, cerillas y linternas. Además de más toallas, al parecer. Idea de J.
Siguieron dando vueltas, cogiendo platos, vasos y cubiertos de plástico, entre otras cosas. Mirando para ver si les faltaba algo. Todo aquello fue carisimo, pero no les importó entre todos habían juntado el dinero y se lo habían dado a J, con el cual pagó, negándose a aceptar el dinero de Kim. Este era su fin de semana, un fin de semana en el que tenía que relajarse y dejarse llevar.
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