Nunca esperé que esto sucediera.
No esperé la traición de los míos.
La traición de mi familia.
Las personas repudiaban a los que era como nosotros, a los que eran diferentes.
La gente nos temía, por ello nos repudiaban, y aquello lo comprendía. Ellos no entendían lo que eramos. No les cabía en su mentalidad como podíamos hacer lo que hacíamos. Como eramos capaces de manipular cosas. La magia.
Durante años, ya muchos años surgían personas, personas con una habilidad, tan solo una habilidad pero una gran habilidad. La gente como yo era capaz de manipular el agua, el tiempo, el fuego, la nieve, la tierra... pero siempre solo podían manejar un tipo de magia. Poco a poco esas personas, se unieron, al principio pocos y para nada aceptados por el resto del mundo. Muchos de ellos fueron exiliados, a una zona deshabitada fuera de los reinos. En ese siniestro y desolado lugar se unieron, formando un grupo. Construyeron sus casas, formando un poblado... Y a medida que pasaban los años, aquel poblado se convirtió en una ciudad, hasta ahora, que es un reino: Mher.
Uno de los cinco reinos. Donde la entrada a cualquier persona sin magia estaba estrictamente prohibida.
El reino, nuestro reino fue llamado Mher, por el nombre de un gran mago. El que se dice que tomó la iniciativa a la hora de crear este lugar. No se sabe mucho de ello, solo simples historias que nos cuentan nuestros padres antes de dormir.
Yo nací en Mher. Mi familia era una humilde familia de origen Ferins, pero que por seguridad vino a Mher. Ambos, mis padres, poseedores de la magia. Y de esa unión nacimos, mis tres hermanos y yo. Lukas, el mayor, poseedor de la magia Solaris. La cual es una magia curativa. Luego estaba Milo, poseedor de la magia Tempesta, manipulación de las tormentas. Su tercer hermano Klaus, manipulaba la magia arcana, una muy extraña, pero que era en control de las energías vitales de los seres vivos, podía saber cuando alguien estaba a punto de morir, cuando una mujer estaba por nacer... Y luego estaba yo, la única mujer y muy a mi pesar sin magia.
Aquello en Mher era un sacrilegio, al ser una niña sin magia no podía estar en aquel lugar, y no les importaba que fuera una niña. Al principio mis padres me ocultaron. Vivía en la sombras de Noctis, la capital de Mher. Usaban pociones y conjuros para simular que yo era poseedora de una magia. Pero no podían hacerlo toda la vida.
Pero a pesar de eso, no esperé tal traición.
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