El bosque de los lamentos | Imagina

EL BOSQUE DE LOS LAMENTOS

Jamás hubiera pensado que fuera real.

Las historias que contaban sobre el bosque de los lamentos, la leyenda sobre la trágica muerte de unos amantes que huyendo para poder estar juntos acabaron teniendo un brutal fin, obligados a que ella viera como lo ejecutaban y ella posteriormente se quitara la vida.

"Es un cuento de viejas", me decía mientras me adentraba en la frondosidad del bosque. 

Y todo esto por culpa del Viktor, sabía que el solo quería asustarme, pero no me iba a dejar amedrentar, no me importaba su opinión pero yo no era una cría... además ¿Quién se daría cuenta de mi ausencia? Mi padre se encontraba en su despacho con alguno de los nobles influyentes tratando a saber que temas y mi doncella solo trataba conmigo por las mañanas. Siempre pensé que me trataban de una forma distante para ser quien era... pero eso en realidad me daba una libertad que mis hermanos no tenían, con sus compromisos y sus guardas personales siempre a su lado, yo no era alguien realmente importante, era la quinta y la ultima del linaje del rey, pero jamás iba a heredar el trono así que mi seguridad era más baja que la de mis hermanos mayores. 

Me tropecé con la raiz de un árbol salida de la tierra, saliendo del hilo de mis pensamientos, caí al suelo sobre mis rodillas y mis manos, me quedé momentáneamente ahí, unos segundos, me apoye en mis piernas, quedándome de rodillas en el suelo y miré mis palmas, estaban llenas de rasguños. Suspiré y me levante con cuidado, alcé la mirada y ahí cuando lo escuché, una ligera risa y un murmullo. Miré a mi al rededor sorprendida, ¿no estaba sola?. Me levante del suelo con rapidez y comencé a buscar el origen de la risa, era un sonido extrañamente familiar, ¿por qué una risa me era familiar?. Me agarré la parte delantera del vestido y comencé a andar, con más cuidado para no volver a caer, intentando encontrar el origen del sonido. 

No estaba segura de cuanto tiempo pasó cuando un escalofrío me recorrió la piel cuando lo escuché: Alba. Alguien acababa de susurrar mi nombre, pero no me sentía asustada, por alguna extraña razón me sentía curiosa. ¿Qué tan raro era eso?

Continué andando a pesar de que se estaba yendo el sol, llegue a un ligero claro y fue ahí cuando me di cuenta de que estaba cerca del lugar del que se hablaban en las leyendas, la leyenda que daba nombre a este bosque, la historia que impedía a la gente entrar: Se decía que hace años una mujer de baja cuna iba a ser casada con un hombre que ella no amaba, un hombre al cual ella detestaba, pero sus padres ansiaban el matrimonio para mejorar el estatus de su humilde familia, pero ella no deseaba aquello. Aquella mujer estaba enamorada de otro hombre, de un mercader que había conocido antaño y que solo veía una vez a la semana cuando podía escaparse de los labores que tenía, pero era lo que más ansiaba, verle. Aquel mercader intentó impedir esa boda, el amaba a aquella mujer pero no fue capaz, los padres de la joven se negaron, el no tenía nada que ofrecer... así que la amada pareja cuando vieron que no tenían otra opción decidieron escaparse el día antes de la boda, sin saber que las personas incorrectas fueron testigos de aquello.

La pareja huyó a través del bosque ya que era el camino más corto para salir del reino y poder llegar a un lugar en el que pudieran vivir a salvo, sin saber que jamás saldrían de ese bosque. Nadie sabe exactamente que pasó... algunos aseguran que pararon en el claro lleno de amapolas blancas a descansar cuando la familia de la joven los encontraron y se llevaron a la mujer después de haber asesinado al mercader, tiñendo las amapolas blancas en rojas. Otros aseguran que lograron escapar de la familia de la joven dejando los lamentos atrás... pero la mayoría creen que el mercader después de haber sido asesinado por los madres de la joven, la muchacha que no podía con su tristeza, se tiró del precipicio porque no era capaz de vivir una vida sin el hombre al que amaba, lamentando no tener el futuro con el que ambos soñaban.

 Me di cuenta nada más llegar, amapolas blancas y amapolas rojas, una combinación extraña pero las leyendas existían por algo. Me adentré en el claro, me acerqué a las amapolas rojas y una oleada de tristeza me invadió, no estaba segura de porque... pero lo sentí, la tristeza, los arrepentimientos de la gente... A pesar de todo me di cuenta que los aldeanos venían aquí con esos sentimientos para honrar a aquella joven pareja, para que sus lamentos siguieran siendo escuchados y jamás olvidados.

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No se si tiene mucho sentido lo que he escrito... pero espero que os haya gustado.